de nuestra gente emprendedora, y mientras ellos han formado la principal base de nuestros balleneros y marina en el Pacífico, han servido para un comercio más amplio de nuestra parte que el de cualquier otra nación.
En la parte anterior de esta carta, di alguna cuenta de las Islas Sándwich, su comercio y su importancia para nuestra Unión; y ahora procedo a presentar algunas noticias de las Californias, con el fin de llevar su atención a ciertas conclusiones a las que he llegado, respecto a los intereses estadounidenses en el Pacífico.
Baja California, aunque descubierta en 1534 por Grijalva, era casi desconocida por más de un centenar de años, cuando los primeros misioneros jesuitas comenzaron sus labores en el año 1683. Salvatierra, Ugarte y Piccoli, con la Virgen de su patrón, intentaron la conquista con armas, y por influencias morales; y aunque en 1786 se hicieron quince establecimientos misioneros, sin embargo, la totalidad de la península parece ser estéril y sin valor al comercio, salvo en cuanto a la pesca de perlas que produce ingresos muy considerables. En 1567, según Acosta, seiscientas noventa y siete libras de este precioso artículo se importaron a Sevilla; pero en 1831, (la más reciente versión que encuentro con alguna autoridad,) la pesca total ha disminuido a una absoluta insignificancia. Hubo entonces solo cuatro buques y dos barcos participando en ella; y doscientos buzos operándolos, obtuvieron, en total, solo ochenta y ocho onzas de perlas, valorada en poco más de trece mil dólares.
Alta California, sin embargo, es diferente en sus características naturales. No hizo ninguna gran impresión sobre los misioneros en su "conquista espiritual" hasta 1768. Desde entonces, poco a poco ha progresado, (bajo la influencia, creo, de monjes franciscanos,) existen hasta veintiún misiones dentro de sus límites, y han llegado veinte tres mil veinticinco indios, tropas y criollos, a su dominio, de cuyo número sólo alrededor de cinco mil son de extracción española. Cada una de estas misiones tiene un terreno asignado de quince millas cuadradas; y la población India, se reúne desde las vecinas tribus errantes, se ubican dentro de sus fronteras, bajo atenta vigilancia; trabaja, se alimenta, viste, y le enseñan la doctrina cristiana y están sometidos a una absoluta esclavitud (según Forbes). Son inactivos, estúpidos, pusilánimes, enfermizos y no han hecho ningún progreso, ya sea en las artes necesarias para comodidad personal o de gobierno nacional.
La porción de Alta California, actualmente ocupado por colonos y misiones, es alrededor de quinientas millas inglesas, y tiene, de ancho, desde el mar hasta las primeras colinas al oeste. El área que ocupa este terreno es de unos trece millones de acres, formando solo una porción insignificante de la totalidad del territorio, que, en "extensión de la superficie es igual a muchos de los reinos más extensos de Europa." Más allá de las colinas occidentales, a unas cuarenta millas del mar, el país es un desierto, en posesión de tribus dispersas, pero poco conocido y rara vez visitado.
Pero todos los exploradores que han visitado California, lo describen como un magnífico país. El territorio detrás de las montañas es "estimado superior a la costa y se dice que tiene llanuras, lagos y colinas, bellamente diversificados y de la mayor fertilidad natural; capaz de producir toda variedad de producción de