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VALLE DE CUERNAVACA.

el embrujo que hay en un poco humor, y un papel de cigarritos. Nadie debe viajar a través de un país español sin ellos.

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Ceca de la 1, nuevamente habíamos montado, y cabalgando una carretera a nivel serpenteando a través de la meseta en la cima de la montaña, pasamos la Cruz del Marquez, una gran cruz de piedra puesta no mucho después de la conquista, para marcar el límite de la finca dada por Moctezuma a Cortés. En este punto el camino está a 9,500 metros sobre el nivel del mar y allí comienza el descenso de la ladera sur de la montaña hacia el Valle de Cuernavaca. El bosque de pinos en muchos lugares es abierto y arqueado como un parque y cubre una amplia zona de pradera y Valle. El aire se hizo más suave, el sol cálido, la vegetación más variada, los campos menos áridos—y aún todo era escenario de bosque, aparentemente no afectado por la mano del hombre. En este sentido presenta una marcada diferencia de las montañas alrededor del Valle de México, donde la población más densa ha destruido la madera y cultivan la tierra.

Esta carretera es conocida por estar infestada de bandidos, pero afortunadamente no encontramos a ninguno. Probablemente éramos demasiado fuertes para las bandas comunes—unos cincuenta tiros de un grupo de extranjeros, pistolas de doble cañón y pistolas rotatorias, daban la bienvenida al peligro. En la aldea donde desayunamos, había una banda de canallas feos que estuvieron a nuestro alrededor todo el tiempo que estuvimos allí, viendo nuestros movimientos y examinando nuestras armas. No puedo concebir un grupo de figuras mejor adaptados al paisaje del pueblo, que estos mismos hongos humanos que habían surgido en medio de la desolación física circundante y florecía en su podredumbre moral. Cada hombre parecía un pillo, con barba crecida de un mes, sombreros inclinados, bajo los que daban sus miradas de lado sigilosas, furtivamente, como gato y mantas o capas, pero mal ocultando el mango de cuchillos y machetes. Sin embargo, ninguno de estos señores, nos persiguió o encontró.

Después de un camino lento durante la tarde, de repente cambió el clima. Habíamos dejado las tierras frías y tierras templadas y ha caído de una vez, por un rápido descenso de la montaña, a la tierra caliente donde el sol estaba caliente con fervor tropical. La vegetación se hizo totalmente diferente y más exuberante y una abertura entre las colinas repentinamente nos dejó ver el Valle de Cuernavaca, doblando hacia el este en un arco suave. Las características de este valle son totalmente diferentes de las del Valle de México, ya que aunque ambos poseen muchos de los mismos elementos de grandeza y sublimidad, en las altas y amplias montañas; aun hay una suavidad sureña y bruma púrpura en el, que suaviza la imagen y hace falta en el Valle de México, en la atmósfera alta y enrarecida de que cada objeto, incluso a mucha distancia, destaca con detalles casi microscópicos.