El del río Columbia de Oregón es el más alto. Luego, 600 millas al sur, está a San Francisco; 441 millas por debajo está San Diego; 650 millas más lejos, en una línea directa o 936, doblando al cabo San Lucas, está Topolobampo; y 740 millas al sur está de nuevo Acapulco. Entre todos ellos no hay nada digno de llamarse puerto.
La ciudad de Topolobampo, dentro de los límites del Estado de Sinaloa, existe sólo en el papel todavía, pero nada es más impresionante en su elegante regularidad y acabado que una ciudad de papel. Pretende estar 800 millas más cerca de Nueva York que San Francisco por viajes de ferrocarril, y que una persona procedente de Liverpool, a Sydney, Australia, ahorraría 600 millas en su curso de Fernandina, Florida, Nueva Orleáns y Topolobampo, lo cual se indica como una ruta del futuro. Si alguna de estas representaciones es correcta, sin duda lo será. Vivimos en tiempos de una despiadada codicia comercial que no se detiene por consideraciones sentimentales de derechos adquiridos y conveniencia. Tenemos que ver una línea corta, a través, con economías posibles, para construirla con toda la rapidez posible.
La carretera en cuestión es a partir de Piedras Negras, en la frontera de Texas hacía Topolobampo, a través de los estados de Coahuila, Chihuahua y Sonora, con ramales a Presidio del Norte, también en la frontera de Texas y Álamos, en Sonora y el puerto de Mazatlán, en la costa. Estas rutas pasan cerca y facilitarían enormemente las operaciones en algunos de los grandes distritos de minería de la Plata, últimamente entrados con éxito por la inmigración y capital estadounidense. Los informes de sus crónicas de levantamientos es una perspectiva atractiva en varias otras formas. Pasa de cinturones de productos tropicales a los de cedro, roble y pino blanco, y otros de cereales,