brioso y dispuesto a poner toda su atención en cualquier cosa que pareciera ofender. Si lo encontraras en un campo abierto, por ejemplo, te hubieras ido a la cerca más cercana con la mayor celeridad posible. No era malo, pero simplemente un animal impulsivo sin experiencia del mundo. Un tipo de toda su clase, empezó mal y se fue a peor; se equivocó de un error fatal a otro por pura insensatez y falta de razonar hasta que llegó a un final violento.
Uno de los chulos primero atrae su atención agitando un manto, y el toro va hacia él. El Chulo se sale de su camino, y ahí esta un picador.
"¿Ah, eres tu, mi amigo, o no?" el toro parece decir. "Bueno, ten cuidado; aquí hay uno para tu cabeza."
Baja sus cuernos y carga. El picador lo evade. Hace otra carga; El picador le hiere hábilmente con su lanza y escapa de nuevo.
"Bueno, picador" grita el Sol, el lado soleado. El toro va tras él e inserta un cuerno en el flanco del caballo. "Bueno, toro!"grita el Sol, de forma imparcial.
Los chulos desvían su atención con sus ondeantes mantos, como su costumbre cuando uno está en peligro, y comienza una segunda ronda.
Esta vez quizás el picador, el mismo u otro, se para firme y enfrenta el choque. Su lanza penetra al animal atacante, y se puede ver la cruel punta deslizándose a lo largo de las costillas debajo de la piel. El toro, ignorando que lo lastima, persiste y se esfuerza por acercarse a su perseguidor. Alcanza al caballo con un cuerno. El pecho del caballo está protegido por frente de cuero pesado, o delantal, pero él mete su cuerno por abajo. Hay un concurso de empuje y lucha que recuerda una línea de golpeo de fut-