nos, ya sea ofrecida por el Gobierno, los ferrocarriles, o los grandes ranchos, sus ventajas y los métodos de llegar a él.
Parece un poco singular al principio que falta de terrenos adecuados puede aducirse como una razón para la falta de población en una región tan vasta, con el clima y otras ventajas naturales que tanto se ha dicho. Sólo puede entenderse teniendo en cuenta la sequedad atmosférica inusual, y el importante papel desempeñado por el agua, que tiene traerse por tierra mediante costosos sistemas. Los lugares donde hay suficiente humedad natural para la maduración de los cultivos son de pequeña magnitud. Ellos fueron los primeros en ser tomados. En gran parte de las partes centrales y sur del Estado, la caída de lluvia anual es casi infinitesimal en cantidad. En Bakersville, la capital del Condado de Kern —hacia dónde nuestro viaje actualmente nos lleva— no es más de dos a cuatro pulgadas. Cultivos ligeros de cereales y pastos para almacenar ocasionalmente se pueden lograr incluso en estas condiciones, pero la única dependencia cierta es riego.
Los manantiales y arroyos fueron apreciados al principio por su valor y tomados por personas que controlaban con ellos grandes extensiones de zonas circundantes, sin valor excepto si regadas de estas fuentes. Estas extensiones tributarias se utilizan principalmente para bovinos y ovinos. Una persona dueña de cinco mil acres tendrá a menudo para su ganado camino libre a más de veinte mil. El cultivo se limita a los manantiales y cursos de agua y se convierte en una sucesión de encantadores oasis en un desierto cuya esterilidad superficial es fenomenal.
La tenencia de la tierra por miles de acres bajo un solo dueño es una tradición desde los tiempos de españoles y mexicanos. Ha sido muy criticada, como un gran mal, y se dice que el Estado sería mucho más próspero