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ANTIGUO MÉXICO Y SUS PROVINCIAS PERDIDAS.

la Presidencia de la nación. Gonzales sufre una herida vieja, recibida en Puebla, y se ha considerado por algunos que Díaz podría ser llamado a la Presidencia incluso antes del límite de tiempo designado.

Ni podría él haber tenido cualquier repugnancia personal para superar esta contienda. Su habitual buena suerte le asiste. La muchacha tiene menos de veinte, consumada y un aire de raza alta. Ella será recordada por los estadounidenses como una de las más guapas de las bellas que participaron en la ronda de festividades en honor del General Grant en su última visita. Esto, también será agradable a la gente. Don Porfirio quiere que la gente esté satisfecha. Cuando el General Grant, en su primera visita al país en su gira alrededor del mundo, fue la curiosidad y el héroe de la hora, Porfirio fue su inseparable y cortes anfitrión. Una cierta semejanza se encontró entre ellos. Ambos habían sido ilustres generales, ambos Presidentes. Cuando Grant volvió una segunda vez y era menos popular, por su interés en las concesiones de ferrocarriles y una envidia que entretanto había surgido por la agresión estadounidense, Don Porfirio fue desgraciadamente obligado a estar distante, distribuyendo caridad a los que sufrían en los confines del norte de la República.

Durante mucho tiempo se ha prolongado el trabajo de conciliación. Antiguos funcionarios han sido reintegrados en el lugar; veteranos del ejército han sido contactados y ofrecidos nuevos comandos. Uno de estos últimos me dijo que Presidente Gonzales había enviado por él, después de haber espiado sobre su conducta durante algún tiempo y le pidió, en una manera campechana.

"¿Por qué sigues hablando contra el Gobierno, y pasas tu tiempo en la ociosidad tu alguna vez fuiste tan buen soldado?"

"Señor", contestó, "usted sabe mis sentimientos y la