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ANTIGUO MÉXICO Y SUS PROVINCIAS PERDIDAS.


siderable experiencia en zonas remotas de México estoy satisfecho que, sin importar que precauciones tan prudentes se puedan tomar en casos excepcionales como este, el viajero ordinario tiene poco o más peligro de robo que en casa.

En los lugares de pago nos abrimos paso a través de multitudes de los peones tan espeso que apenas puede evitarse que los caballos los pisen, siempre con sus frentes estrechas, pelos erizados, mirando, ojos salvajes y boca grande, indecisa. Su dinero se les tintinea a través de una ventana de pago en sus gastados sombreros.

Vendedores de mercancías pequeñas y pulque los esperan, y se benefician del nuevo suministro de fondos.

En estos lugares los ingenieros llevan a un tipo de vida en barraca. El interior contiene algunas camas, una mesa de comedor y una caja fuerte; afuera hay un almacén de picos, palas y carretillas. Ya sea aquí, en sus coches de construcción, o tiendas de campaña, extienden al extraño una alegre hospitalidad. Tienen buen corazón, personas robustas —no "están aquí por su salud," como dicen. Muchos de ellos han visto servicio en guerra y en otros climas, y su compañía es divertida e instructiva.


VI.

El derecho de vía, que generalmente se da en todas las concesiones es de ciento treinta pies de ancho. Material y suministros para la carretera, y conectados a línea de telégrafo, están exentos de obligación generalmente durante un período de veinte años. Ni la concesión, la propiedad, ni acciones pueden ser entregadas a ningún gobierno extranjero, ni puede un gobierno extranjero puede ser admitido como accionista. El temor de dominación extranjera aflora por doquier en la legislación mexicana; y tal vez la debilidad de la nación y la triste experiencia de su toma por Napoleón con el pretexto de la deuda, son suficiente excusa para tal