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ANTIGUO MÉXICO Y SUS PROVINCIAS PERDIDAS.


por ser sepultados, o bajos las ordenes de crueles maestros de tareas, y si quienes simplemente fallecieron de vejez (para lo cual se verá hubo tiempo suficiente) se incluyen— no aparece.

Fui en parte por tren de construcción, cené en su coche con un grupo de ingenieros jóvenes alegres y en parte a caballo sobre la terre-plaine (terreno nivelado de la carretera), que hace una superficie excelente para cabalgar. Los peones, pululan en el trabajo, en camisas de algodón blanco y calzones, tienen piel rojiza, pelo negro erizado y una forma repentina, de dirigirse con ojos salvajes. Tienen una analogía al tipo chino. Su sueldo es ahora dos reales y media (31 centavos de dólar) al día. Son muy sospechosos y no tienen absolutamente ninguna idea de confianza, o esperar la hora designada. Huelgas peligrosas han derivado por leves demoras del día de pago, que suele tener lugar una vez por semana. En otros aspectos son muy manejables.

Se dice que hay treinta mil de ellos trabajando en los ferrocarriles en esta fecha. Los salarios, tan favorables a los contratistas en primer lugar, ha ido gradualmente subiendo bajo la activa demanda entretanto, y he oído, desde mi regreso, de una huelga en una de las carreteras del norte pou un aumento tan alto como $1 al día. Ellos compran bonita ropa para el domingo y pulque y no ahorran nada. Muchos no incluso no trabajan constantemente. Dos de ellos forman una asociación para tomar un solo lugar, y uno trabaja la mitad de la semana y la otra el resto. Hubo quienes caminaron toda la noche del sábado para pasar el domingo en Querétaro y regresaron el lunes por la mañana. En las haciendas se encuentran generalmente en deuda, y como no los dejan irse con deuda, ellos hasta ahora están pegados a la tierra, como siervos. Cada grupo tiene una Cabo (o jefe), que es simplemente uno emprendedor de ellos mismos y obtiene un subsidio de dos centavos extras por