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Es verdad que la puesta en marcha del Transantiago el año 2007, fue mal planificada y mal implementada y significó un verdadero atentado a la dignidad y calidad de vida de millones de santiaguinos. Y si bien nuestro Gobierno no fue parte del problema, sí estamos siendo parte de la solución.

Luego de arduas negociaciones con las empresas, logramos modificar los contratos para dotarlos de los incentivos correctos, de manera que sean los operadores los que se adapten a las necesidades de los usuarios y no los usuarios los que deban adecuar sus vidas a las exigencias de los operadores.

Sin perjuicio de los muchos problemas que subsisten y que estamos abordando, hoy el Transantiago es un sistema más eficiente y seguro. La cobertura y la regularidad de las frecuencias está aumentando y los accidentes han bajado a menos de la mitad. Las vías exclusivas y corredores, que el 2007 llegaban a los 90 kilómetros, hoy superan los 220, a los cuales sumaremos 67 más, para seguir bajando los tiempos de traslado y la contaminación ambiental. Y hemos construidos casi 900 nuevos paraderos. Además, nuevas exigencias a los operadores han permitido que el 80 por ciento de la flota cuente con sistemas de acceso para personas con discapacidad y un servicio de mensajería de texto para informar a los usuarios los tiempos exactos de pasada de cada recorrido.

Sabemos que el transporte de superficie debe ser planificado de manera integrada con el transporte subterráneo. Por ello hemos puesto en marcha la mayor ampliación que haya tenido el Metro de Santiago, que nos va a permitir aumentar de 95 a 140 kilómetros su red. Ya entregamos las seis nuevas estaciones de la Línea 5, que benefician a casi un millón de vecinos de Maipú y Pudahuel. Y en septiembre de este año iniciaremos las obras de las nuevas líneas 3 y 6, con 28 nuevas estaciones, que reducirán a la mitad los tiempos de traslado de un millón y medio de personas de las comunas de Santiago, La Reina, San Miguel, San Joaquín, Ñuñoa, Providencia, Huechuraba, Pedro Aguirre Cerda, Conchalí, Independencia y Cerrillos. Esta extensión del Metro también beneficiará a comunas periféricas como Quilicura, Colina y Peñalolén. Además instalamos internet gratuito en 22 estaciones y este año sumaremos 108 nuevos carros con aire acondicionado y seguiremos instalando ascensores y accesos para personas con capacidad reducida en las estaciones faltantes. También estamos desarrollando un sistema de trenes urbanos de cercanía para Rancagua y la zona sur de Santiago, que beneficiará a más de 1,3 MM de personas.

Pese a estos esfuerzos todavía falta mucho por hacer. Sin el proyecto de ley que establece un subsidio permanente para el transporte público de Santiago y regiones. La tarifa actual del Transantiago subiría $ 100 este año. Con esto vamos a estabilizar financieramente el sistema y evitar futuras alzas en las tarifas derivadas de su déficit operacional.

Pero Santiago no es Chile. Y por eso nos hemos preocupado especialmente que las regiones también reciban beneficios equivalentes para su propio transporte público, tanto urbano como rural, pudiendo destinarse estos recursos a subsidiar tarifas, extender la cobertura, renovar flotas, invertir en ferrocarriles o desarrollar nuevas obras de infraestructura.

PROTEGIENDO A LOS CONSUMIDORES

Una sociedad de seguridades exige una clara y eficaz política del Estado que proteja a los consumidores, fomentando la competencia, emparejando la cancha, evitando los abusos y entregando la información necesaria. Así todos los chilenos podrán contar con los mejores bienes y servicios al menor precio posible, como está ocurriendo con la Portabilidad Numérica, que ha permitido que más de 250 mil usuarios se cambien de compañía sin perder su número telefónico. Por eso fortalecimos el Sernac que está cumpliendo un rol vital y creamos el