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Y fortalecer la integración energética en el continente y especialmente con nuestros países vecinos.

Ya establecimos estrictas normas de emisiones, equivalentes a los países de la OECD, para las centrales térmicas.

Yo sé que en Chile pocos quieren plantas generadoras, antenas, cementerios, basurales o cárceles cerca de sus hogares. Pero todos queremos prender la luz, hablar por teléfono, enterrar a nuestros muertos, deshacernos de nuestra basura y que los delincuentes estén presos. Por eso un gobierno responsable tiene que tomar las decisiones necesarias y en forma oportuna, aunque ellas no siempre sean populares.

SOCIEDAD DE SEGURIDADES

Chilenos y chilenas: hemos hablado de la sociedad de las oportunidades para todos. Oportunidades para educarse, trabajar, emprender, innovar y desarrollar con libertad y en plenitud nuestros talentos.

Todo esto es necesario pero no suficiente. Igual como no es posible construir un país justo y próspero sin libertad, tampoco es posible construir un país libre y próspero sin justicia. De aquí surge nuestro compromiso, tan fuerte como el anterior, con una sociedad de seguridades, que garantice a todos sus hijos, por el solo hecho de haber nacido en nuestra bendita patria, una vida digna y decente. Y que todos sepan que si alguien tropieza en el camino, por cualquier razón, no quedará solo y desamparado. Una mano amiga y solidaria le ayudará a levantarse y volver a caminar.

DERROTANDO LA POBREZA Y DISMINUYENDO LA DESIGUALDAD

Para construir un Chile más justo y una sociedad de seguridades debemos enfrentar muchos desafíos, y satisfacer muchas necesidades. Pero tenemos que priorizar a los más pobres y vulnerables. Hoy, en pleno siglo XXI, 640 mil compatriotas siguen viviendo, o más bien sobreviviendo, en la pobreza extrema y más de 2,5 millones, incluyendo uno de cada cuatro niños, en la pobreza.

Derrotar la pobreza es la mejor inversión que podemos hacer para construir ese Chile más libre, justo, próspero y pacífico. Y como podemos hacerlo, constituye un imperativo moral del cual nada ni nadie nos desviará.

Por eso estamos trabajando para derrotar la pobreza extrema durante nuestro Gobierno y sentar las bases para terminar con la pobreza antes que termine esta década. Ya creamos el Ministerio de Desarrollo Social y lo ubicamos en el corazón de La Moneda. La encuesta Casen, que mide la pobreza, la estamos tomando todos los años y no cada tres como era antes, y estamos mejorando la nueva Ficha de Protección Social y creando una tarjeta electrónica, para focalizar mejor y facilitar la entrega de la ayuda a los beneficiarios.

El alma de nuestra política social es el Ingreso Ético Familiar, cuyo proyecto de ley acaba de ser aprobado por este Congreso, lo que agradezco sinceramente a todos los parlamentarios. Este Ingreso Ético Familiar cubre nuestros tres grandes compromisos: la familia, la educación y el empleo. Significa una verdadera alianza estratégica entre las familias más vulnerables, la sociedad y el Estado de Chile. Su corazón son las mujeres, porque ellas no se equivocan y eligen siempre lo mejor para sus hijos y familias, aún a costa de su propia postergación. El Ingreso Ético Familiar tiene tres pilares. El pilar de la dignidad, que incluye subsidios del Estado