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sequía. Llevamos tres años de sequía y hemos debido decretar Zona de Emergencia Agrícola o Escasez Hídrica en 108 comunas, para ir en ayuda inmediata de la población y los pequeños y medianos agricultores.

Pero necesitamos una política de Estado, con soluciones de corto y largo plazo. A eso apunta la Estrategia Nacional de Recursos Hídricos para las próximas dos décadas que estamos desarrollando. Para evitar que el 85 por ciento de las aguas que corren por nuestros ríos se pierdan en el mar, nuestro plan de embalses contempla quince grandes obras. Ya entregamos los embalses de Ancoa, en Maule; El Bato, en Coquimbo, e iniciamos la construcción de Chacrillas, en la Región de Valparaíso. Próximamente iniciaremos las obras de otros tres embalses en las regiones de Arica y Parinacota, Coquimbo y Bío Bío. Esta estrategia duplicará nuestra capacidad de almacenamiento de agua, asegurando su normal abastecimiento a futuro. Adicionalmente, estamos realizando cuantiosas inversiones para tecnificar los sistemas de riego, reparar e impermeabilizar canales de regadío, implementar un programa de bombardeo de nubes, desarrollar innovadores planes de infiltración de aguas lluvia en los acuíferos más deficitarios y construir plantas desalinizadoras de agua en la zona norte de Chile.

ENERGÍA

La energía es necesaria para alimentar nuestros hogares, escuelas y hospitales, iluminar nuestras ciudades y pueblos y hacer funcionar nuestras empresas. Por errores de planificación en el pasado, trabas a la aprobación y ejecución de inversiones y alzas en el precio internacional del petróleo, el costo de la energías se ha triplicado en los últimos diez años y casi todas las plantas de generación aprobadas fueron en base a hidrocarburos, sin normas adecuadas de emisión. Las tragedias ambientales y sanitarias de Ventanas, Huasco, Coronel y Mejillones hablan mejor que mil palabras. Chile no merece esto.

La falta de seguridad para la generación, transmisión y abastecimiento futuro constituye una seria amenaza para el desarrollo del país. Necesitamos duplicar nuestra capacidad de generación durante los próximos doce años y construir una matriz energética más limpia, segura y económica. A eso apunta la Estrategia Nacional de Energía para las próximas dos décadas que estamos impulsando, fundada en siete pilares y 80 medidas para:

Crear una cultura e incentivos para el uso eficiente de la energía que nos permita ahorrar un doce por ciento al año 2020, lo que equivale al consumo anual de 4,5 MM de vehículos.

Desarrollar las energías limpias y renovables. Chile fue pobre en las energías del pasado basadas en los hidrocarburos. Pero es inmensamente rico en las energías del futuro, como la del agua, sol, viento, mareas, geotermia y biocombustibles. Por eso hemos dispuesto un fondo de US$ 85 MM y tenemos inversiones comprometidas por US$ 500 MM.

Aprovechar nuestro inmenso potencial hídrico que excede los 20 mil megawatts.

Aprovechar nuestro inmenso potencial hídrico que excede los 20 mil megawatts.

Fortalecer nuestro sistema de transmisión y crear una carretera eléctrica pública, abierta a todos los generadores y consumidores, que conecte el sistema eléctrico del norte grande con el sistema del centro y sur del país. Ya enviamos la nueva Ley de Concesiones Eléctricas y este año enviaremos la que crea la carretera pública.

Introducir más competencia en la industria eléctrica en todos sus niveles: generación, transmisión y distribución para bajar los precios de la energía. El número de empresas generadoras ha pasado de 60 a 92 en los últimos tres años.

Incorporar el multicarrier y el Net Metering, que permitirá a los hogares y empresas no solo comprar más barato sino también vender sus excedentes de energía.