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Por eso, hoy quiero convocarlos a un nuevo desafío, mucho más trascendente, noble y audaz que el que cumplimos el pasado 26 de abril y que permitió que todos los estudiantes de Chile iniciaran a tiempo y con normalidad su año escolar.

Un desafío que va a producir una verdadera revolución en la generación de oportunidades, de progreso y bienestar para nuestros hijos: que durante el transcurso de esta década, seamos capaces de darles a todos nuestros niños y jóvenes, en la educación municipal y privada subvencionada, cualquiera sea la condición económica de sus padres, una educación de calidad, que les permita ser verdaderos ciudadanos de la sociedad del conocimiento y la información.

Sólo así transitaremos del país de las desigualdades, al Chile de las oportunidades.

Esta tarea requerirá de un nuevo liderazgo, una nueva actitud y un nuevo compromiso, partiendo por los alumnos en las escuelas, los profesores en las salas de clases, los padres en el hogar, las escuelas de pedagogía en sus aulas, los parlamentarios en este Congreso y, por cierto, el Presidente en La Moneda.

Porque para mejorar la calidad y equidad de la educación no existen soluciones mágicas ni balas de plata. Deberemos actuar de manera oportuna, eficaz y simultánea en al menos 10 frentes.

Primero, sacar adelante el proyecto que promueve la calidad de la educación y crea una nueva institucionalidad educacional, y que fue materia de un amplio acuerdo político que espero todos honremos. Este proyecto crea una agencia que evaluará a los colegios y una superintendencia que fiscalizará el correcto uso de recursos, y que incluso, podrá cerrar aquellos establecimientos que no sean capaces de cumplir estándares mínimos de calidad.

En segundo lugar, tendremos funcionando en marzo del 2011 los primeros quince Liceos Bicentenarios, de un total de cincuenta liceos de excelencia mixtos en las principales ciudades de Chile, para jóvenes esforzados y talentosos. Así, el efecto multiplicador que han tenido los mejores colegios públicos, como el Instituto Nacional o el Carmela Carvajal, llegará a todo el país, y no sólo a Santiago. En los próximos días daremos a conocer los requisitos de infraestructura, tecnología y equipos humanos con que deberán contar dichos liceos, que incluirán una pizarra interactiva en cada sala de clases y un notebook para cada alumno. Además, facilitaremos el acceso al preuniversitario a los buenos alumnos de escasos recursos, especialmente en las zonas afectadas por la emergencia.

Tercero, estamos comprometidos a duplicar la subvención educacional en un plazo de ocho años. El monto actual de la subvención básica de $38.000 por alumno al mes, simplemente no alcanza. Una educación de calidad necesita más recursos, pero también mejor gestión. Pese a que este es un año difícil, cumpliremos este compromiso ahora mismo incrementando la subvención para los alumnos más vulnerables.