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Tenemos que hacer frente a esta forma de atraso. Necesitamos de toda la energía, el buen juicio y la fuerza que las mujeres de Chile le pueden poner a nuestro futuro. Incorporar a la mujer, mejorar los índices de participación laboral es utilizar bien la otra mitad de Chile que son las mujeres nuestras.

Le he pedido al Consejo de Diálogo Social que proponga acciones concretas en esto, y ya está trabajando en adecuar los sistemas de cuidado infantil para facilitar la incorporación de las madres al trabajo; así, los futuros cupos de educación preescolar se focalizarán de preferencia en los hijos de madres que trabajan o buscan trabajo.

Les propongo a todos que pensemos cómo adaptar los horarios de trabajo, los sistemas de remuneración y seguridad a la realidad de la mujer.

Recuerdo aquí que hace poco unas mujeres que trabajan en un hotel de la Cuarta Región me plantearon: señor cómo hacemos para preservar nuestra familia si aquí tenemos que trabajar doce horas diarias. A ratos la defensa de la familia no es sólo la defensa de los valores que son tan importantes, son las condiciones en la cual la familia se desenvuelve. Y si hay una baja participación de la mujer es porque muchas veces la mujer tiene que optar entre cuidar a los hijos o trabajar.

Las sociedades modernas resuelven bien este dilema. Hagamos un avance importante en esta dirección.

Quiero decir también que no hay una plena valorización de la mujer si la sociedad no aprecia su papel en la familia. De la calidad de las relaciones familiares depende, en gran medida, la felicidad y el desarrollo personal de todos sus integrantes. Cómo apoyamos a la familia, cómo impulsamos condiciones que favorezcan su estabilidad. Cómo cuando hablamos de integrar mejor a Chile tenemos que estar buscando condiciones laborales educacionales, sociales y jubilatorias que le permitan a la familia desarrollarse en plenitud.

Tenemos una buena retórica en materia familiar pero la práctica está muy lejos de generar las condiciones para que la familia se desarrolle a plenitud.

Quiero proponer a nuestros pueblos originarios que entremos en la sociedad del conocimiento con el estandarte de sus valores, sus costumbres, su arte y su