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andar atónitos. Tienen tantos con quien cumplir, tantos a quien dar, tantos por quien hazer y aun tantos a quien satisfazer, que sin comparación los vemos muchas más vezes quexarse que regalarse.

Manden los que mandan quanto quisieren y priven los que privan quanto mandaren, que al fin ni el vino que hierve se puede bever, ni la hazienda sin reposo se puede gozar. Los familiares y favorescidos en las cortes temen de condenarse por pecadores y temen de caer por ser privados; por manera que desde el punto que començaron a ser privados andan siempre assombrados. Si los privados no sienten los trabajos, mucho menos los sienten los que son mancebos; porque los moços, como andan embobeseidos en los vicios, ni el disfavor les da pena ni aun sienten qué cosa es bonra. Déxenle a un mancebo en la corte acostarse a la una, levantarse a las onze, reír con las damas, comer en mesas diversas, jugar las fiestas, ruar las tardes, enmascararse las noches y hablar con alcahuetas, que en lo demás no se le da un maravedí por que el reino se rebuelva ni se vaya a perder la república.

MENOSPRECIO DE CORTE.

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