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CAPITULO XIX

DO EL AUCTOR CUENTA LAS VIRTUDES QUE EN LA CORTE PERDIÓ Y LAS MALAS COSTUMBRES QUE ALLÍ COBRÓ.

1 Ya mi fortuna se fué, ya mis amigos se murieron, ya mis fuerças se acabaron, ya mi vida peresció, ya mi juventud fenesció, ya mis émulos se cansaron, ya mis apetitos cessaron y aun mis regelos se ausentaron. 10 si todo se acabara y quánto para mi mejor fuera!; mas, jay de mí!, que no queda otra cosa en mí sino el traidor del coraçón, que nunca acaba de dessear cosas vanas, y la maldita de la lengua, que nunca cessa de dezir palabras livianas. No lo sé por sciencia, sino por experiencia, que olvidar injurias, refrenar palabras y atajar desse os tres cosas son que con gran difficultad se despiden y que tarde o nunca del coraçón se desrraigan. 10 quánto va de quien yo fuí a quien soy agoral; porque me vi antes que fuesse a la corte religioso, retraído, disciplinado y temeroso, y después acá me he tornado flaco, floxo, tibio, absoluto y atrevido y aun de las cosas de mi alma no muy recatado. ¡Ay de mí!, ¡ay de mí!, que soy el que no era y no soy el que debiera; porque soy en los oydos sordo, soy de los ojos ciego, soy de los pies