Página:Menosprecio de corte y alabanza de aldea (1922).pdf/156

Esta página no ha sido corregida
154
 

tando qué era lo que en la corte se hazía, siempre andava pensando qué me sucedería, siempre andava escuchando qué de otros oyría, siempre andava tentando qué sentiría, siempre andava mirando qué veería, y al fin al fin, quanto oía en público y sabía en secreto hallava por mi cuenta que todo me dañava, de todo me pesava, todo me entristecía y aun con todo me podría. No paremos aquí, pues mis infortunios no pararon aquí. Si estava rico, como enxembre me querían desentrañar; y si me veían pobre, ninguno era para me socorrer. Los más de mis amigos éranme pesados y todos mis competidores me eran muy peligrosos. Los negociantes éranme importunos y todos mis criados muy enojosos. Si oía vozes, enojávame; y si no oía a nadie, assombrávame. La soledad poníame (1) tristeza, y la mucha compañía importunidad. El mucho exercicio cansávame y la ociosidad da fiávame. Si estava sano atormentávanme los cuydados, y si estava enfermo justiciávanme los médicos.

Finalmente, digo y afirmo que muchas vezes me vi en la corte tan aborrido y yo mismo de mí mismo tan desabrido, que ni ossava pedir la muerte ni tomava gusto en la vida.

(1) Poner: causar.