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malicioso, fuí sincerísimo y tornáme doblado, fui verdadero y aprendí a mentir, fui humilde y tornéme presumptuoso, fuí modesto y hízeme voraze (1), fuí penitente y tornéme regalado, fuí humano (2) y tornéme inconversable; finalmente, digo que fuí vergonçoso y allí me derramé y fuí muy devoto y allí me entibié. Es verdad, pues, que anduve muchas escuelas o mudé muchos maestros para aprender estos vicios? No por cierto; porque uno de los peligros que ay en la corte es que se aprenden los vicios sin maestro y no se quieren dexar sin castigo.

Tenía cuenta con mi hazienda, y esto para saber cómo se gastava y no para bien distribuirla. Tenía cuenta con mi honra, no por mejorarla, sino por aumentarla. Tenía cuenta con el tiempo, no para bien lo emplear, sino para a mí me aprovechar.

Tenía cuenta con el contador para que me librasse, y no con el virtuoso para que me corrigiesse. Tenía cuenta con el pagador para saber lo que me debía, y no con el pobre para ver que padescía. Tenía cuenta con mis criados, y esto para ver cómo me servían y no para saber cómo bivían. Tenía cuenta con mi vida, no para enmendarla, sino para conservarla. He aquí, pues, toda mi cuenta, con la qual oxalá nunca tuviera cuenta. Vamos adelante y verán todos los exercicios que tenía y en los peligros que me ponía, porque la corte no es sino un re(1) Vorace: ambicioso.

(2) Humano: afable, tratable.