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sujeción que tiene a los cuydados que la libertad que tiene para los vicios. Propiedad es de vicios que, por muy sabrosos que sean, al fin empalagan; mas los cuydados de la honra siempre atormentan.

Muy pocos son los vicios en que pueden tomar gusto los hombres viciosos, mayormente los cortesanos; porque si es con mugeres, hanlas de servir, rogar y requestar y aun alcahuetear; y a las vezes, de que se les agota la moneda, dan al demonio la mercadería. Como viene uno de nuevo a la corte, luego le encandila, le regala y le acaricia alguna cortesana taimada, la qual después que le tiene bien pelado embíale para bisoño (1). Si el vicio del cortesano es en comer y come en su casa, a contésoele que a las vezes va con él alguno a comer сuyo nombre aun no querría ofr nombrar. Si por ventura come fuera de su casa, come tarde, come frío, come desa:

borado y aun come obligado; porque si es su igual, hale de tornar a combidar, y si es señor, hale de seguir y aun servir. Si el vicio es en juego, tampoco puede tomar en él mucho gusto; porque si gana, allí están muchos con quien parta, y si pierde, no ay quien cosa le restituya. Si el vicio es burlar y mofar, tampoco en esto le toma plazer; porque el burlar de la corte es que comiençan en burlas y acaban en injurias. Como hemos dicho destos cuatro vicios, podríamos dezir de otros quatro cientos; mas sea la conclusión que no ay igual vicio en el mundo como estarse el hombre en su casa de assiento.

(1) Le despide por bisoño.