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labradores al sol el domingo, comiénçales a contar de cómo se halló en la del Garillano con el Gran Capitán, en la de Rávena con don Remón, en la de Pavía con el señor Antonio, en la de Túnez con César y en la de Corrón con el príncipe Doria, y si a mano viene, en todos aquellos tiempos se estava él en el Zocodover de Toledo o en el Potro de Córdova, no capitán en la guerra, sino rufián en la ramería. Hemos querido dezir esto para avisar a los cortesanos a que no curen de mofar y motejar a los aldeanos diziéndoles que son nescios y mal criados; porque si mi amo y señor César mandasse desterrar de la corte a todos los nescios, imagino que no quedasse hecha aldea aun de cien vezinos. Prosiguiendo, pues, nuestro intento, dezimos que muy tarde conoscen los cortesanos la vida que passen y la professión que en la corte hazen, porque su estado es muy costoso y su professión de muy gran trabajo. Por la professión que hazen conosceremos la religión estrecha que tienen, pues prometen al demonio de no le desagradar, a la corte de la contentar y al mundo de le seguir. Prometen de andar siempre por la corte abovados, tontos, amodorriados, sospechosos y aun pensetivos. Prometen de siempre trafagar, negociar, importunar, pedir, comprar, vender, trocar, llorar y pecar y aun nunca se enmendar. Prometen de andar hambrientos, rotos, descalços, apocados, abatidos, corridos, lastimados y aun empeñados. Prometen de suffrir desacatos de algua.ziles, hurtos de vezinos, descuydos de criados,