Página:Menosprecio de corte y alabanza de aldea (1922).pdf/125

Esta página no ha sido corregida
123
 

y él sabio, son rudos y él agudo, son apocados y él honrado, son torpes y él polido, son cortos y él bien hablado, son iocos y él cuerdo. Nunca Dios tal quiera ni nunca Dios tal mande: que a ser verdad que en las cortes de los príncipes residían todos los sabios y cuerdos, gran locura era no nos tornar nosotros cortesanos, porque no ay años tan bien empleados como los que se gozan con hombres discretos. ¡O quántos discretos aran en los campos y quántos nescios andan en los palacios! ¡O quántos hombres de juizios delicados y de sesos reposados biven en las aldeas y quántos cortesanos rudos de ingenio y huecos de seso residen en la corte!

10 quántos en las cortes de los príncipes tienen officios muy preeminentes a los quales en una aldea de cien vezinos no los hicieran alcaldes! 10 quántos salen de las cortes hechos corregidores a los quales no hicieron los labradores aún regidores! 10 quántos se assientan en Palacio a dar consejo los quales en el aldea no ternían voto en concejo! ¡0 quántas buenas razones se dizen entre labradores dignas de notar y quántas se dizen delante de los reyes dignas de mofar! ¡O quán tas personas inhábiles ay en las cortes mejoradas y quántas habilidades ay por las aldeas por no se emplear mohosas! 10 quántos en las cortes de los príncipes valen y prevalescen no porque tienen habilidad, sino porque les sobra auctoridad, y quántos y quántos se quedan en las aldeas olvidados y arrinconados más por falta de auctoridad que no por mengua de habilidad: Los príncipes