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mundos, furiosos, desalmados, blasfemos, tramposos y mentirosos, que no nos escandalizamos ya de ver tantos malos, sino que nos maravillamos topar con algunos buenos. No tiene ya el mundo en sus rosales sino espinas, en sus árboles sino hojas, en sus viñas sino rampojos, en sus bedegas sino hezes, en sus fraguas sino cisco, en sus graneros sino paja y en sus tesoros sino escoria.

¡O siglos dorados, o siglos desseados, o siglos passadosl; la diferencia que de vosotros a nosotros va es que antes de nosotros veníase el mundo perdiendo, mas agora en nuestros tiempos está ya del todo perdido. En ti, lo mundo!, cada uno dize lo que quiere, inventa lo que quiere, toma lo que quiere, emprende lo que quiere, haze lo que quiere, y, lo que es peor de todo, bive como quiere y se sale con lo que quiere. Poco ay ya en ti, lo mundo!, que conservar, poco que deffender, poco que gozar y muy poquito que guardar, y, por otra parte, ay en ti mucho que dessear, mucho que enmendar y aun mucho que llorar. Gozaron nuestros passados del siglo férreo y quedó para nosotros, míseros, el siglo lúteo, al qual justamente llamamos lúteo, pues nos tiene a todos puestos del lodo.