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passa!; porque no vemos otra cosa sino que se juntan dos o tres o quatro livianos, los quales hazen sus monipodios, sus confederaciones y juramentos de comer juntos, de andar juntos, posar juntos, hurtar juntos y aun se acuchillar juntos; por manera que sus amistades no son para se corregir, sino para se encubrir. Deve, pues, el cortesano tener en la corte algunos amigos cuerdos, entre los quales ha de eligir uno que sea el más cuerdo y virtuoso, con el qual ha de tener tan estrecha amistad que pueda sin rezelo descubrirle todo su coraçón y que el otro sin ningún temor le ponga en razón, por manera que tenga a los otros amigos para conversar y a aquél sólo para descansar. A los hombres que son bulliciosos, entremetidos, apassionados, bandoleros (1), vagamundos y noveleros, guardese el cortesano de tomarlos por amigos, porque los tales no vienen a dezir sino que el rey no paga, el Consejo se descuyda, los privados triunfan, los oficiales roban, los alguaciles cohechan, el reyno se pierde, los servicios no se agradescen ni que los buenos se conoscen; con estas y con otras semejantes cosas hazen al pobre cortesano que desmaye en el servir y crezca en el murmurar. No deve el cortesano dexar de enmendar la vida con esperança que ha mucho de bivir, porque los viejos más se ocupan en buscar nuevos regalos que en llorar pecados antiguos. Muchos en la corte dizen que se han de enmendar a la (4) Bandoleros: banderizos, armadores de bandos