Página:Mendoza Carcel mujeres.djvu/101

Esta página no ha sido corregida

CÁRCEL DE MUJERES

Todo adquiere en un instante la significación de un re- nacimiento. Me siento ebria de luz y con la sensación de haberme desatado ligaduras.

Corro; no puedo caminar pués las piernas se lanzan solas al impulso de la carrera.

Y hablo sola :

“¡Vale la libertad, vale mucho! Pero solo al precio de darla para algo, más hondo, más infinito que el li- mitado deseo de ser en uno mismo. ¡Ser en los otros, en toda esa masa humana que hace su propia historia! Estaba encenagada en hábitos y satisfacciones burgue- sas. ¡Qué bien me sabe. este correr, a tropezones con mis paquetes rumbo al hogar! ¡Qué bueno es el aire, la luz y el sonido cuando no hay rejas que lo circunden, ni mamparas que la cieguen, ni murallas que lo aho- guen! Sí, hay algo más que tiene valor; o mejor que dá su único valor a la vida: no ser para sí mismo, sino negarse para ser para los demás. ¡Otra vez reiniciar la lucha! ¡Qué buena maestra es la prisión! Me ha to- mado del cabello y me ha sacudido. ¡Viejo Marx, como me emociona el merecerte otra vez!”

Y me hundo entre las gentes, me pierdo en las calles, con la maravillosa carga de mi alegría, de mi redescu- brimiento. Estoy reconciliada con el palpitar afanoso de esa parte de la humanidad, que acompasa la historia con la sinfonía metálica de sus tractores, tendidos en línea general frente al Capitalismo.


—-Y-