Página:Memorias de un perro escritas por su propia pata.pdf/13

Esta página ha sido corregida
15
DE UN PERRO

nosotros los artistas: pero pasó un dia, i pasaron muchos, i no vimos el pago de la quincena.

¡Eramos artistas a mérito, artistas grátis!

Si las compañías líricas se organizaran con un personal perruno, no habria una que quebrase i los empresarios se harian ricos en una temporada.

I ¡qué artistas tan cómodos! A más de no cobrar sueldos, ni se resfrian, ni rompen sus contratos por dimes i dirétes con el empresario.

Yo me creia en la Gloria: era artista, perro sabio, capitan i tiemple de aquella perrita que me tenia con los sesos barajados.

Pero ¡cata que al empresario Platuni se le puso enseñarme jimnasia!

I el bachicha tenia un rebenque que nos hacía ver burros negros.

¡Sea por el amor de Dios i de mi querida perra!

Una noche de funcion le habia yo dado cita a la perra de mis pensamientos a un rinconcito oscuro para declararle mi volcánica pasion. Ella acudió a la cita.

Pero llegó la hora en que debíamos los dos salir a la escena.

Se nos buscaba por todas partes i no se nos encontraba. I el público se impacientaba i con silbidos empezaba ya a mostrar su mal humor.

Oíamos a Platuni que echaba periquitos en lengua macarrónica.

—Garibaldi! Garibaldi! (Este era mi tercer nombre de pila.)

—Musidora! Musidora! (Así se llamaba la perra de mi corazon.)

—Corpo di Baco! Atchidente! Sacramento! Dove sonno cuesti dúe maledetti cani? vociferaba Platuni.