Desde las primeras noticias que se hallan de nuestra nacion en la historia se ven pruebas patentes del valor y magnanimidad de los españoles. ¿Quien no admira el lastimoso estrago de Sagunto? ¿A quien no pasman las hazañas y arrestos de los numantinos? ¿Quien no se espanta de la tolerancia de los calagurritanos? ¿Quien no ensalza la fortaleza, y paciencia en los tormentos del esclavo que quito la vida á Amílcar? ¿Y quien finalmente no pondera el valor y destreza militar de Viriato?
Entre las acciones que causaron mayor admiracion á los romanos, fué una la que refiere Livio sucedió quando vuelto Escipion africano el mayor á la ciudad de Cartagena que habia conquistado, cumplió los votos que habia ofrecido á sus dioses, y celebró los juegos de gladiadores que para las exequias de los dos Escipiones, Cneo y Publio su padre y tio, tenia prevenidos[1]: En ellos, dice, ocurrió un nuevo espectáculo; no de aquella especie de hombres de que suelen hacer grangería los que para estas contiendas los compran, esclavos y libertos que ponen á ganancia su sangre: allí
- ↑ Livius, lib. 28. cap. 21.