Página:Melo y Parravicini Fantasias.djvu/66

Esta página no ha sido corregida

—7%—

humo tenue en torno nuestro y velaba los témpanos prestándoles fantásticos contornos. Ana contemplaba entusiasmada el panorama de bruma y de nieve y las aguas cubiertas por redondas láminas de hielo que se alejaban suavemente a nuestro paso. Recién entonces tuve oportunidad de conversar con la señorita de Prazinka. Como entre todas personas que no existe un punto de contacto en el pasado, la conversación se extendió sobre su familia, de la que sólo le restaba su madre, y sobre la situación en que las aprisionara la bárbara reforma. La comuna se había apoderado de sus bienes e incluído sus nombres en la lista negra. Se hallaban sin nadie que las protegie- ran cuando recibieron una carta de Natalia Rombrowa, antigua ama de llaves del castillo, ofreciéndoles que se refugiaran en su casa de Krestowa, donde ella habitaba con su hijo Igor.

Desde esa tarde que rompimos la impresión de extraños, Ána y yo quedamos muy amigos, aunque mis trabajos me permitieron muy

pocas veces volver a conversar con ella.