— 42
bra. Con gran asombro del emperador el ministro siguió en su asiento y comenzó su interrogatorio:
—«¿Cómo os llamáis?»
—«Nitetis, hija de Kíros».
—«¿Vuestra patria?»
—«Grecia».
—«¿Vuestra edad?»
—«Diez y seis años».
Los ojos de Kíros se cubrieron de lágrimas, era bien cruel morir tan joven; sin embargo supo dominarse, sabía que la mirada aguda de Nerón estaba clavada en él. Continuó: —«Sois acusada de ser cristiana, y por lo tanto conspirar contra la vida del emperador.»
—«Sí. Soy cristiana, creo en un Dios único y todopoderoso que sabrá darme en la otra vida la felicidad que espero.»
—«Por vuestras estúpidas creencias, y por conspiración contra la persona del emperador, vais a morir mañana.» Nitetis palideció, pero respondió con voz tranquila: —«¿Qué importa que muera el cuerpo si va a entrar mi alma
en la inmortalidad?» Sin hacer caso a estas