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y alabados otros. Porque hay gente que quiere por fuerza que los hijos se parezcan al padre, como generalmente lo quieren las madres. Pero la naturaleza y la historia no dicen eso, y sin la menor violencia preferimos ponernos de su parte.

De todos modos, algo hay de nuevo en nuestro escrito desde que ha movido tanto las opiniones; y mucho habrá de verdad y de justicia en él desde que ha costado lágrimas, en repetidas lecturas, a la desgraciada mujer de que nos ocupamos, y un rapto de furor salvaje a su bondadoso padre que dió, orden a su diputado Irigoyen de tratarnos amablemente, y con la elocuencia federal, en la libérrima asamblea de que Scribe, o Bretón de los Herreros, habian podido sacar inspiraciones admirables.

Nuestros rasgos biográficos sobre Manuela no pueden dar una exacta idea de la vida de esa joven, y este trabajo