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así. Acercaos a cualquiera señorita; habladle de una herida, de una gota de sangre nada más, y ya veréis que empalidece, y conoceréis que sufre; porque las narraciones de sangre son un objeto estraño a sus oídos, y una impresión a que sus nervios y su corazón no están habituados.

Acercaos a Manuela, habladle de diez cabezas de unitarios que se han cortado la noche antes; referidle la agonía de las víctimas, y hasta la expresión espantosa de sus ojos, en el postrer relámpago de la vida que los alumbró, y Manuela oirá la historia, tan impasiblemente como si la contaseis cualquiera otra cosa.

¿Qué significa esto; Significa que la sensibilidad de esa mujer, la sensibilidad de su alma y de sus nervios, está gastada para esas impresiones al influjo de la repetición de ellas mismas.

A vista de esto, podría suponerse que