Desde la perspectiva global, Chile es un país en vías de desarrollo, con una economía de sector primario, como todo país que explota y exporta, principalmente, riquezas mineras, agrícolas y marinas, las que vende a mercados globalizados, con escaso o nulo valor agregado. Tiene poca industrialización para sumar valor a sus riquezas básicas y un desarrollo insuficiente en servicios lo que aún no le permite acceder a la clasificación económica del sector secundario (con industrialización avanzada), ni terciario (con desarrollo gravitante en servicios y tecnologías).
Según la misma organización multinacional, nuestro país es el mayor productor mundial de cobre, litio y yodo, aunque el principal mineral de producción y exportación es el primero que, por su importancia e impacto en la economía nacional, en épocas pasadas se le calificó como el «sueldo de Chile». Hace poco más de un siglo, este lugar lo ocupó el salitre, mientras que actualmente ―y para los próximos años― la nueva riqueza de exportación nacional se ve en los yacimientos de litio presentes en el norte del país.
En cuanto a los productos agrícolas y forestales, nuestro territorio abastece sin dificultades el consumo interno y permite la exportación de algunos de sus productos, entre ellos la celulosa y frutas de temporada, así como derivados de la uva, principalmente, vinos. Sobre las riquezas del mar, los productos de exportación más importantes son las harinas de pescado procesadas en el norte del país y el cultivo de salmones en el sur. Al mismo tiempo, como economía abierta al mundo, es un importador de bienes durables de uso doméstico e industrial, como automóviles, artículos electrónicos, vestuario y alimentos de consumo masivo.
El recuadro siguiente muestra indicadores socioeconómicos de uso frecuente comparados con un país vecino y otro del norte de América.
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