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razon se movió aquel gran poeta cordobés á llamarte dádiva santa desagradecida.


Ha de tener mucho de Dios el que se viniese á contentar con ser pobre, sino es de aquel modo de pobreza de quien dice uno de sus mayores santos: tened todas las cosas como si no las tuviesedes, y á esto llaman pobreza de espíritu; pero tu segunda pobreza (que eres de la que yo hablo) ¿porqué quieres estrellarte con los hidalgos y bien nacidos mas que con la otra, gente?


Hizo y creó un alguacil de pobres, no para que los persiguiese, sino para que los examinase si lo eran, porque á la sombra de la manquedad fingida y de la llaga falsa andan los brazos ladrones y la salud borracha.


POESÍA.

La poesia, señor hidalgo, á mi parecer es como una doncella tierna y de poca edad y en todo estremo hermosa, á quien tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar otras muchas doncellas, que son todas las otras ciencias, y ella se ha de servir de todas, y todas se han de autorizar con ella; pero esta tal doncella no quiere ser manoseada, ni traida por las calles, ni publicada por las esquinas de las plazas, ni por los rincones de los palacios. Ella es hecha de una alquimia de tal virtud, que quien la sabe tratar la volverá en oro purísimo de inestimable