que siendo infinitos los sugetos hermosos, infinitos habían de ser los deseos: y segun yo he oido decir el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario y no forzoso.
La hermosura en la muger honesta es como el fuego apartado, ó como la espada aguda, que ni él quema, ni ella corta á quien á ellos no se acerca.
Es prerogativa de la hermosura, aunque esté en sujeto humilde como se acompañe con la honestidad, poder levantarse é igualarse á cualquiera alteza sin nota de menoscabo del que la levanta é iguala á sí mismo; y cuando se cumplen las fuertes leyes del gusto, como en ello no intervenga pecado, no debe de ser culpado el que las sigue.
Hay dos maneras de hermosura una del alma y otra del cuerpo; la del alma campea y se muestra en el entendimiento, en la honestidad, en el buen proceder, en la liberalidad y en la buena crianza; y todas estas partes caben y pueden estar en un hombre feo; y cuando se pone la mira en esta hermosura y no en la del cuerpo, suelen hacer el amor con ímpetu y con ventajas.
Bastale á un hombre de bien no ser monstruo para ser bien querido, como tenga las dotes del alma que te he dicho.