del famoso Bernardo: si á dicha, por buena ventura mía, que ya no seria sino milagro, me diese el cielo vida, las verá, y con ellas el fin de la Galatea, de quien sé está aficionado V. E., y con estas obras continuado mi deseo. Guarde Dios á V. E. como puede. De Madrid á diez y nueve de abril de mil y seiscientos y diez y seis años."
Esta sola carta en tales circunstancias atestigua la calma y tranquilidad de su alma, y recuerda toda la de Sócrates filosofando tranquilamente con sus amigos despues de haber bebido con mano firme la mortal cicuta. Desde la fecha de ella fue empeorando hasta el dia 23 del mismo mes de abril, en que acabó de padecer á los sesenta y ocho años de edad. Sus funerales correspondieron á la pobreza y oscuridad de su vida; y le condujeron al sepulcro los terceros de la orden de San Francisco como hermano que fue de dicha orden, enterrándole como lo habia mandado, en la iglesia de las monjas trinitarias de esta corte, donde yacen sus restos igualmente desconocidos; por ignorarse el sitio donde se depositaron.
Este olvido y abandono forman el mayor contraste con la celebridad de su nombre, que desde el momento de su muerte fue creciendo y aumentándose, no tan solo por España sino por toda Europa. Lns repetidas ediciones de sus obras han producido sumas cuantiosísimas enbeneficio de otros, y el carecia sin