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esta cuenta van los dos famosos traductores, el uno el doctor Cristobal de Figueroa en su Pastor Fido, y el otro don Juan de Jáuregui en su Aminta, [1] donde felizmente ponen en duda cuál es la traduccion, ó cuál el original.

  1. Los ejemplos que pone Cervantes de estas dos traducciones se acreditan mas y mas cuantas veces se leen; y en ser tan pocos se confirma la dificultad que pondera en el principio de este articulo de la traduccion de obras en verso.
    La lengua castellana, rica, sonora, espresiva, va decayendo espantosamente, porque los noveles escritores y traductores empapados mas bien en la literatura estrangera que en la nacional; van tomando de ésta, palabras, frases y aun giros enteros, creyendo que no tiene el castellano equivalentes que los sustituyan. Adopto las modificaciones hechas hasta ahora en la ortografia; pero me cansa un sentimiento, y se me cae de las manos la obra en que miro invadidas atrevidamente nuestra sintaxis y nomenclatura. Aun con la supresion que ha padecido el diccionario de nuestra lengua, es tan rico, que son poquisimos aquellos á quienes la mayor parte de sus voces, y no de las antiguadas, no aparecen nuevas. El poco manejo de este tesoro de nuestra lengua, y de nuestros autores, juntamente con la aficion á la literatura estrangera ha producido un abandono del estudio de nuestra lengua; y de este abandono el que sea tan poco conocida, y por lo mismo menos apreciada. Mengua es por cierto que los estrangeros conozcan mas en el dia las galas de idioma y los hermosos periodos y voces de nuestros ingenios, cuyas ohras reimprimen, al paso que nosotros prohijamos locuciones y palabras, verdaderamente inútiles y sin comparacion menos espresivas que las que procuramos olvidar, ó no queremos aprender. Muchas veces me ha ocurrido lo provechoso que seria para la juventud una simple lectura diaria de una columna del diccionario de la lengua castellana con la aplicacion de las voces que en cada una se encuentran á un egemplo puesto por escrito, si no se quiere que absolutamente se haga supérfluo este depósito de signos vocales con que esplicar nuestras ideas en el idioma de los Cervantes, Marianas, Saavedras, Solíses, Granadas y Jovellanos.


TRAGES.

Los trages se han de acomodar con el oficio ó dignidad que se profesa, que no seria bien