Página:Manojo de guarias.djvu/22

Esta página ha sido validada
LISÍMACO CHAVARRÍA



Manojo de Guarias


Moradas cual la túnica de Cristo,
columpiando sus pétalos de seda,
en mis bosques nativos las he visto
donde el sinsonte al manantial remeda.

Caprichos de amatista suspendidos
en los troncos de ceibas centenarias,
fulgores de la aurora detenidos
sobre el remanso azul, así las guarias.

La más preciada flor costarriqueña
que florece en tejados y pretiles,
parece un alma que en la tarde sueña
con el paje floral de los abriles.

De noche, cuando salen las estrellas,
como pálidas niñas del espacio,
riegan collares de ópalos sobre ellas
y entonces son joyeles de topacio.

13