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El amor, oh bien mío, es tan radiante
Como un beso de sol en primavera,
Santo y fecundo como el vientre fuerte
De la tierra en los meses del estío.
Melancólico a ratos, tal otoño
En su lírico sendero de hojas secas,
Y a veces funeral como las tardes
Tormentosas y gélidas de invierno.