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EL REY DE LOS OLMOS.

retrocedieron de espanto; pero pronto se reconocieron y entablaron una conversacioncilla, pues ambas se comprendían bien y sabían el idioma de las lagartijas.

« ¡Qué algarabía! dijo la primera, ¡Qué ruido hay en la colina que cubre el palacio del rey de los olmos! Hace dos noches que no puedo cerrar los ojos; preferiria tener dolor de muelas, porque entónces si no duermo, á lo ménos no rabio contra otros.

- Sí, algo de nuevo pasa, dijo la segunda lagartija; por la noche se levanta la colina y hasta que canta el gallo se mantiene en el aire, sostenida por cuatro troncos pintados de encarnado; es, segun creo, para dejar entrar el aire embalsamado de las lagunas. Las hijas del rey han aprendido nuevas danzas, ¿Para qué es todo eso?.

- He hablado sobre este asunto con un gusano conocído mio, que habita la colina y se mete en todas partes; aunque no ve, porque no tiene ojos, está dotado de un oído muy fino, y hé aquí lo que oyó. En palacio se están esperando forasteros, nobles forasteros. ¿Quiénes? No ha querido decírmelo.

Todos los fuegos fatuos es tán apalabrados para la retreta con antorchas, Están bruñendo todas las prendas de oro y plata para que brillen bíen con la luz de la luna. »

En estose oyeron susurros, cuchicheos y otros varios ruidos extraños; una cuadrilla de nuevas lagartijas