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LOS CORREDORES.

la prudencia, la astucia de la liebre, su habilidad en dar de repente un desmedido salto de lado para hacer perder la huella á los perros y al cazador,

En lo que más me he fijado es en considerar la belleza, que es una cualidad muy especial. En igualdad de mérito, dije entre mí, dar mí voto al más hermoso. ¿Hay por ventura en el mundo nada más hermoso que las largas orejas de la liebre, tan móviles y flexibles? Es mucho gusto el verlas caer hasta en medio del espinazo; me parecia estarme viendo á mí mismo tal como era en los días de mi más tierna infancia; así es que no he titubeado en votar por la liebre.

- ¡Bah, dijo la mosca, permitidme una mera observacíon. Yo, que tengo el honor de hablaros, he alcanzado en la carrera más de cien liebres. Me coloco con frecuencia en la locomotiva de los trenes, donde se está con toda comodidad para juzgar de su propia velocidad. ¡Cuánta s veces me ha sucedido entonces dejar atras á las liebres más ligeras! No hace mucho que un lebratilló de los más ágiles, galopaba delante del tren; llego yo, y tuvo que hacerse á un lado para cederme el puesto; pero como no pudo apartarse á tiempo, una de las ruedas de la locomotiva le alcanza y le carla la oreja de recha. Hé aqui lo que se gana luchando conmigo, y ya podéis ver con cuánta facilidad batiría yo á vuestro vencedor; pero yo no necesito premio.