categoría, entre las cual es unas se contentaban con mirar en silencio y otras se tornaban la libertad de expresar su modo de pensar; de estas últimas habia algunas que hablaban poco y otras charlaban demasiado, diciendo más tonterías que cosas sensatas. [...] en medio de esta locuacidad, la hermosa ramita, [...] que se trató várias veces en las conversaciones, comprendió una cosa y es que en todo, aun entre los vegetales, existen grandes diferencias, « Hay plantas, decía entre sí, que sólo sírven de adorno; otras que halagan el olfato, otras son buenas para el alimento, y otras, en fin, que no se sabe para qué sirven y valdria más que no existiesen. » Y como estaba colocada cerca de la ventana, echaba al mismo tiempo una mirada escudriñadora aljardin y á los campos, examinando atentamente las variedades de plantas que allí se cultivaban, muchas de las cuales eran de aspecto bastante feo y raquíticas.
« ¡Pobres criaturas abandonadas! dijo la rama mirando estas últimas; la naturaleza ha sido para vosotras una verdadera madrastra ; ¡qué desgraciadas deben de ser, si, como yo y mis semejantes, tienen conciencia de lo que valen! Por otra parte, es preciso que haya una diferencia, pues las hay que están arriba y otras debajo de la escala. Sí, no hay remedio, es necesario que haya una diferencia, pues sin ella seríamos todas iguales. »