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EL ENFERMO.

y despejado, dijo la bondadosa castellana; manifiesta las más felices disposiciones para el estudio, y con la ayuda de Dios prosperará.»


¿Nos dará Dios bastante vida para que volvamos á ver aquí á nuestro hijo?...


Regresaron á su casa los padres de Juan llenos de satisfaccion; Cristina, sobre todo, estaba loca de contento; pero, ocho dias despues, su alegría se trocó en lágrimas, al despedirse de su hijo que partia para ir á seguir la carrera á que le destinaban. Lleváronle á una ciudad distante cuarenta leguas de la aldea, donde habia una famosa escuela en la que debia aprender ciencias y el latin. La señora del castillo le abasteció