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ANDERSEN.

tuosas habitaciones de los ricos, y en todas partes sus habitantes confesaron que no habian dejado de tener en su vida una pena ú otra.

» Pues yo, dijo un porquerizo que estaba sentado al borde de un foso, en toda mi vida no he hecho más que reir y cantar y no he cesado un momento de estar alegre y contento; es cuanto me ha sucedido.


No he cesado un momento de estar alegre y contento.


» Este es el fénix que buscamos, exclamaron los emisarios del rey. Mira, afortunado porquerizo, vas á darnos tu camisa para llevársela al rey, y tendrás en cambio la mitad de su reino.