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EL ENFERMO.

esos pobres leñadores, mas comprensibles me parecen ciertas cosas, dijo Pedro. Sin embargo, no me parece aun eso del todo claro, pues sucede con los hombres lo que con la leche, que al principio se presenta como una sola masa y luego se separan las partes de que están compuestas j con una de ellas, con la buena, se hace la manteca y los quesos; y la otra, que es la mala, forma el suero. Asimismo, veis por una parte los desgraciados, aquellos que no tienen suerte en nada, y por otra los ricos, aquellos á quienes sonríe en todo la fortuna y no tienen idea de lo que son trabajos y sinsabores. »

Juan, á quien su enfermedad daba acaso mas derecho para quejarse de su suerte, no aprobaba las ideas de sus padres porque, á falla de bienes do fortuna, había recibido de la naturaleza un recto juicio; y para consolar á sus padres, les leyó otro cuento instructivo de su libro, que tenía por título « el hombre sin penas ni cuidados. »

« ¿Dónde se hallará este hombre, este sér único? Era necesario descubrirlo, El rey estaba muy enfermo y los mas célebres médicos declararon que no curaría como no se pusiese la camisa de un hombre que pudiese decir con toda verdad que no habia tenido en su vida penas ni cuidados.

» Enviáronse emisarios á las cuatro partes del mundo, que registraron los palacios, castillos, las sun-