muchos aseguran que tiene el don de profetizar cuando los enamorados le arrancan las hojas, y al arrancarlas preguntan á cada una de ellas : « ¿ Me quiere ella ó él un poco, mucho, con pasion, ó no me quiere? » La respuesta de la última hoja es la buena. La mariposa fué á preguntarla, no arrancándola las hojas, sino acariciándolas una despues de otra, pues sabía que mas se logra con la dulzura que con la violencia. « Mi querida señora Margarita, dijo, vos sois la mas discreta de todas las flores. Suplicoos que me digáis con cuál de ellas debo casarme. Iré volando á la que me designéis y pediré su mano. »
La margarita no se dignó responderla, porque la mariposa la enojó llamándola señora en vez de señorita, lo cual no era lo mismo. Repitió dos veces la misma pregunta y viendo que no obtenia contestacion, se marchó á llevar á otra parte sus obsequios.
Eran los primeros dias de la primavera y el blanco espino y las campanillas florecian en los campos y jardines : « Lindas florecillas, dijo la mariposa, pero tienen aun el aspecto tímido de colegiales. » Y como casi todas las jovencitas, miraba con preferencia á las personas de mas edad que ella.
Voló hácia las anémonas y las halló algo amargas para su gusto. Las violetas le parecieron muy sentimentales. La flor del tilo era muy pequeña y tenía ademas una numerosa parentela. La flor del manzano