cuelgan campanillas del cuello de los animales, para que por el sonido se sepa dónde está la caravana.
CAPITULO XXXVI.
Despues de caminar tres jornadas por un desierto, se llega á la ciudad de Sachion, perteneciente al gran Kan, y á la provincia de Tanguth, poblada de idolatras y de algunos nestorianos y turcos que tienen idioma propio. La ciudad, que es exclusivamente agrícola, se halla entre Nordeste y Levante.
Hay muchos monasterios llenos de ídolos, á los cuales profesan un culto muy reverente.
Cuando nace hijo á alguno de los naturales, lo recomiendan á cualquiera de las deidades, y así que llega la fiesta del dios le llevan el hijo y un carnero que han estado engordando préviamente; sacrifican al animal y lo cuecen en tanto que rezan las oraciones que dirijen al dios pidiéndole que conserve al hijo con salud: dicen que, mientras dura la ceremonia, el ídolo ha chupado toda la sustancia del carnero. Despues que la fiesta religiosa ha terminado, llevan la carne á casa, y reunidos todos los parientes se comen el carnero, excepto una parte, que es para los sacerdotes, con la cabeza, las patas, los