alejada de tierra 1.500 millas. Los habitantes son blancos y hermosos y han sido siempre independientes. Abunda el oro, porque nadie va en busca de él á países tan remotos. Existe un palacio que es una maravilla, cubierto de aquel metal, como nosotros cubrimos nuestras casas de planchas de plomo. El pavimento de sus salones, que son muchos, es tambien de planchas de oro, de dos dedos de grueso: las demas dependencias del palacio y las ventanas están asimismo adornadas de oro: no se puede saber el valor de aquello. En las playas aparecen perlas de color de rosa, grandes y redondas, que valen tanto como las blancas.
Estas riquezas fueron causa de que el gran Cublai resolviese conquistar la isla.
Para ello envió dos inteligentes y valerosos dignatarios, Abatur y Vonsancin, con muchas naves y crecido ejército. La escuadra, despues de zarpar de Zaiton y Quinsai, se dirigió á la isla, y desembarcando los tártaros, se apoderaron de una parte del territorio, mas no de ciudades. La envidia tenía muy discordes á los dos caudillos, y cada uno obraba por su propia cuenta. Ocurrió un dia que, soplando el viento Norte furiosamente, puso en grave riesgo la escuadra, porque no había puertos donde refugiarse. Los tártaros dijeron, en vista de esto, que si las naves no se daban al mar, las destruirían todas, y
