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en la provincia de Mangi, con guarniciones del gran señor, que suben dede 1.000 hastasoldados. No creais que todos son tártaros y jinetes, sino que tambien los hay del Catay, y entre ellos muchos peones.

Las rentas de esta provincia son incalcu lables.

Cuando nace un niño, sus padres hacen consignar el dia en que ha venido al mundo y el planeta que ha presidido al nacimiento.

Cuando más adelante trata de emprender un viaje, va con estas noticias á los astrólo gos; éstos dicen si puede hacerlo ó no, y sus consejos son seguidos, porque se presta mu cha fe á sus diabólicas artes.

Cuando llevan á incinerar un muerto, todos los parientes, así hombres como mujeres, se visten de cáñamo en señal de luto, acompañan al cadáver tañendo instrumentos y cantando plegarias á los ídolos, hasta que, habiendo llegado al sitio donde ha de verificarse la incineracion, se detienen y compran caballos, esclavos, camellos y otras cosas, todas las cuales queman con el cuer po del difunto, para que no carezca de ellas en el Cielo y le hagan allí los honores que le hacen en la Tierra.

En Quinsai se halla el palacio del rey destronado; mansion espléndida como ninguna otra en el mundo. Tiene cerca de 10 millas de perímetro, y está ceñido de altos