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Se va el sol, y de alas de mariposas muertas nacen flores para las tumbas.
Se va el sol. Desconsolada llega la noche, trayendo en su regazo el cadáver del día, pálido, frío, exangüe... Sañuda, la felina loba acecha a los corderillos, afilándose los dientes en la corteza de los añosos árboles, martirizando los hojas con sus feroces garras.
Se va el sol, y una música alejada de vientos y de cascadas lo acompaña hasta la montaña.
Los insectos rumorosos corren de un lado a otro, escondiéndose entre las malezas, evitando el último rayo del astro de oro.