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Reza con los seres anónimos que dan sus energías y bondades sin pedir retribución ni honores, con el tembloroso anciano que inclina hacia la tierra su cabeza llevando en ella un espíritu primaveral!

¡Reza; reza, alma mía, con la pobre enamorada que para siempre vió dormirse en sus brazos al amado, reza con ella, que tuvo la feroz realidad de sentir impotente el poder de sus besos y de su amor para volverle el calor de la vida!

¡Reza con los corazones desgarrados que aúllan de dolor a las sombras, y tienen que reir con la luz del sol!

¡Reza; reza, alma mía, toca el polvo con tus sienes pensativas, conjura los malos augurios, alivia las amarguras y da tu esencia por las nobles y buenas causas!