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CAPITULO XVIII
Donde Mauricio sabe por la astrología un mal suceso que les avino en el mar.

En la nave donde vinieron Mauricio y Ladislao, los capitanes y soldados que trajeron a Rosamunda y a Clodio se embarcaron todos aquellos que salieron de la mazmorra y prisión de la isla bárbara, y en el navío de Arnaldo se acomodaron Ricla y Costanza, y los dos Antonios, padre e hijo, Ladislao, Mauricio y Transila, sin consentir Arnaldo que se quedasen en tierra Clodio y Rosamunda; Rutilio se acomodó con Arnaldo. Hicieron agua aquella noche, recogiendo y comprando del huésped todos los bastimentos que pudieron, y habiendo mirado los puntos más convenientes para su partida, dijo Mauricio que, si la buena suerte le escapaba de una mala que les amenazaba muy propincua, tendría buen suceso su viaje; y que el tal peligro, puesto que era de agua, no había de suceder, si sucediese, por borrasca ni tormenta del mar ni de tierra, sino por una traición, mezclada y aun forjada del todo de deshonestos y lascivos deseos. Periandro, que siempre andaba sobresaltado con la compañía de Arnaldo, vino a temer si