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CAPITULO XVI
Da cuenta Arnaldo del suceso de Taurisa.

Con gran deseo estaba Auristela de saber lo que Arnaldo y Periandro pasaron en la plática que tuvieron fuera del hospedaje, y aguardaba comodidad para preguntárselo a Periandro, y para saber de Arnaldo qué se había hecho su doncella Taurisa; y, como si Arnaldo le adivinara los pensamientos, le dijo:

—Las desgracias que has pasado, hermosa Auristela, te habrán llevado de la memoria las que tenías en obligación de acordarte dellas, entre las cuales querría que hubiesen borrado de ella a mí mismo, que, con sola la imaginación de pensar que algún tiempo he estado en ella, viviría contento, pues no puede haber olvido de aquello de quien no se ha tenido acuerdo: el olvido presente cae sobre la memoria del acuerdo pasado; pero, como quiera que sea, acuérdesete de mí o no te acuerdes, de todo lo que hicieres estoy contento: que los cielos, que me han destinado para ser tuyo, no me dejan hacer otra cosa; mi albedrío lo es para obedecerte. Tu hermano Periandro me ha contado muchas de las cosas que después que te robaron de mi reino te han sucedido: unas me